por Héctor Vega
Mora*
El desafío ya está planteado, el liderazgo del
nuevo milenio se distancia del poder, el carisma y la genialidad individual, y
abre las puertas de par en par al trabajo en equipo, a la motivación
intrínseca, a la pasión, a la innovación, a la responsabilidad social, a la ventaja
competitiva sustentada por personas, a la gestión del cambio y la complejidad, al
empoderamiento de los colaboradores y al sentido compartido, entre varias
nuevas temáticas.
El
liderazgo ya no es una condición impuesta al equipo, sino que se genera y
“distribuye” entre sus miembros en función de sus dinámicas productivas. Este
liderazgo es apreciativo[1] por cuanto busca en los
propios recursos (más que las brechas) y en las buenas prácticas del equipo, la
energía movilizadora y transformadora distintiva del alto desempeño. Este
liderazgo incluye competencias que van desde la consciencia apreciativa y la
conectividad relacional, hasta la acción organizacional y la creación de valor
a través del trabajo colaborativo.
Al
igual que todo sistema, un equipo de alto desempeño está compuesto por una
estructura flexible inmersa en un proceso de adaptación continuo, definida por
una incesante red de interacciones entre el líder y los miembros de su equipo,
de los miembros entre sí y del equipo con el resto de la organización. Tal como
señala Marcial Losada[2],
una alta conectividad se asocia directamente con espacios emocionales
efectivos, donde la confianza, el apoyo y el entusiasmo proyectados en el grupo
favorecen la creación de nuevas y mejores posibilidades de acción. Esta
conectividad, que lleva al florecimiento de los equipos de trabajo, se
caracteriza por interacciones comunicacionales que equilibran
persuasión/indagación y orientación interna/orientación externa, así como por
una mayor proporción de positividad sobre negatividad (entre 2,9:1 y 11,6:1).
En
definitiva, Líder Apreciativo ejerce un rol transformacional del equipo y su
entorno, por medio de la positividad, el empoderamiento y la generación de
espacios emocionales efectivos, que junto con las dinámicas de alto desempeño
llevan al equipo a alcanzar resultados sobresalientes, tal como se propone en
el siguiente modelo:
[1]
Basado en los fundamentos de la Appreciative
Inquiry (David Cooperrider) y otros desarrollos de la psicología
organizacional positiva.
[2]
Losada, M., & Heaphy, E.
(2004). El papel de la Positividad y la Conectividad en el Desempeño de los
Equipos de Alto Desempeño: Modelo de Dinámicas no Lineales. Ann Harbor, MI:
Meta Learning - University of Michigan.
* Magister en Psicología de las Organizaciones